Directora
Queridos alumnos:
Junto con darles la bienvenida a este nuevo año escolar, les quiero compartir con ustedes esta historia, para que la lean atentamente y, posteriormente, la reflexionemos.
Cuentan que en una carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de las herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. La causa era que hacía demasiado ruido y, además, se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo ya que, según él dijo, había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija, ya que dijo que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. La lija estuvo de acuerdo, siempre y cuando también fuera expulsada la regla, que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su tamaño, como si fuera el único perfecto. En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera que había inicialmente, se convirtió en un lindo mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: “Señores: ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos en nuestros puntos malos y concentrémonos en nuestros puntos buenos”. La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad, orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
¿Se dan cuenta queridos alumnos? Es fácil encontrar defectos en los demás, cualquiera puede hacerlo. Lo difícil es encontrar las cualidades y virtudes de las personas. Te invito a reflexionar: piensa en tres virtudes que te destaquen. No es fácil, incluso sientes un poco de vergüenza de ello y, aún más, te costaría decirlo en público.
Es por esto que quiero que reflexiones en la historia del carpintero y que desde hoy, tengas como nuevo propósito ser mejor. Colócate como meta destacar una cosa positiva cada día en los demás y en ti: con esto sentirás alegría y paz. Cuando tengas que objetar, reflexiona primero ¿cómo lo hago? Te cuento la mejor fórmula: es ponerse en el lugar del otro, es decir, actuar con empatía, di lo que tienes que decir, pero hazlo con respeto. Déjale entrever sus fortalezas, las cuales le ayudarán a enfrentar con mayor optimismo las dificultades del día a día. Nunca confundas sinceridad con crueldad.
Ojalá que estos consejos te ayuden a enfrentar con mayor fortaleza los problemas de cada día que afrontaremos juntos este nuevo año.
Con cariño
Tía Eny
Estudios superiores
1979 – Profesora de Ed. Básica mención Matemáticas, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
1980 – Sistemas Numéricos, Universidad de Chile
1980 – Evaluación Educacional, Centro de Perfeccionamiento Experimentación e Investigaciones Pedagógicas
1984 – Metodología de la Enseñanza de la Matemática en Ed. Media, Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas
1996 – Elementos básicos de Programación Computacional, Universidad Técnica Federico Santa María
1991 – Profesora de Religión, Pontificia Universidad Católica de Chile
2002 – Postítulo en Psicopedagogía, Pontificia Universidad Católica de Chile
2003 – Diplomado en Orientación familiar, Pontificia Universidad Católica de Chile